Guía de Viajes de todos los países del mundo
Melbourne y la bahía de Port Phillip marcan la división entre las costas occidental y oriental del estado australiano de Victoria. Las dos costas, aunque estén separadas por unos pocos cientos de kilómetros, parecen pertenecer a dos mundos completamente diferentes. Un viaje por la costa oeste y en particular por la Great Ocean Road es una experiencia inolvidable.
UNA COSTA INCREÍBLE
La Great Ocean Road, de 240 km de longitud, se construyó alrededor de 1920 para conectar las ciudades costeras. La carretera comienza en la ciudad de Torquay, a unos 100 kilómetros al suroeste de Melbourne. Aquí las olas del océano son aptas para el surf, los centros de Bells Beach y Jan Juc son dos de los lugares para practicar surf más conocidos del mundo. Aquí cada año, durante la Semana Santa, se reúnen los mejores surfistas para competiciones espectaculares. La carretera continúa hacia el sur hasta llegar a la localidad de Lorne, uno de los balnearios más populares entre los residentes de Melbourne, un paraíso para los deportes acuáticos y la pesca.
Más allá del pueblo de Lorne comienza el tramo de carretera más espectacular. Luego cruzas Apollo Bay y entras en el Parque Nacional Otway, donde la selva tropical se extiende hasta el mar. En la temporada adecuada, en el Parque Estatal Melba Gully, por la noche, miles de luciérnagas convierten la noche en día. Una parada interesante es el faro de Cabo Otway. Este faro fue construido en 1846 para intentar reducir los naufragios. De hecho, a lo largo de esta costa, conocida como la Costa de los Naufragios, se encuentran más de 80 naufragios.
LOS DOCE APÓSTOLES
Cuando la carretera regresa a la costa, se llega al Parque Nacional Port Campbell. Aquí la costa se compone de una impresionante cadena de acantilados rocosos. En este punto los acantilados se elevan a más de 60 metros sobre el mar. Poco después aparecen los famosos “Doce Apóstoles”, la maravilla natural de este tramo de costa. Son 12 enormes rocas que emergen majestuosas de las olas del mar, y alcanzan alturas de 45 metros. Particularmente hermosa es la vista de los Doce Apóstoles al amanecer o al anochecer, cuando cambian rápidamente de color a medida que sale o se pone el sol.
Cerca de los Doce Apóstoles, hay otras maravillas naturales en las ciudades de Princetown, Port Campbell, Peterborough y Allansford. Entre ellos, a 5 kilómetros al oeste de Princetown se encuentra Gibsons Steps. Aquí una escalera de 86 escalones permite llegar a la playa de abajo, con paredes rocosas que se elevan 70 metros y donde se encuentran las enormes formaciones rocosas de Gog y MaGog. Mientras que a 3 km al este de Port Campbell se encuentra la llamada Gruta, una formación geológica creada por el agua que ha corroído la roca caliza.
LA BAHÍA DE LOS MÁRTIRES (BAY OF MARTYRS) Y LA BAHÍA DE LAS ISLAS (BAY OF ISLANDS)
Después del pueblo de Port Campbell, 6 km al oeste, se encuentra The Arch, una estructura rocosa que está en su mejor momento cuando el mar está agitado y las olas rompen a su alrededor. A sólo un kilómetro al oeste se encuentra el “London Bridge” o “London Arch”, otra formación rocosa que se derrumbó parcialmente en 1990, pero que sigue siendo muy fascinante. Finalmente, un poco más allá se encuentra el Loch Ard Gorge, una pequeña abertura hacia el mar abierto, entre acantilados. A pocos kilómetros de Peterborough se encuentra la Bahía de los Mártires. Este es un lugar ideal para admirar los impresionantes farallones marinos de la cercana Bahía de las Islas, que son particularmente hermosos al atardecer cuando las islas y Massacre Point están iluminadas por la luz del sol.
Viajando por la Great Ocean Road también experimentará la historia de los pueblos pesqueros y los puertos marítimos de Victoria. En el pasado, grandes barcos mercantes y balleneros hacían escala en Warrnambool, Port Fairy y Portland. Hoy en día la ballena es una especie protegida y en los meses de invierno (es decir, de junio a septiembre) las ballenas se acercan a la costa. En Logan Beach hay una plataforma creada específicamente para admirarlos, normalmente se encuentran hasta 100 metros de la costa.
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